Diciembre 24 y el portero me entrega un regalo que dejaron en portería: un libro
titulado EL JARDIN DE LA SEÑORA MURAKAMI. Sonreí porque todo lo que se
relaciona con Japón me encanta y acababa de hablar por Skype con mi prima que
precisamente estaba pasando navidad en Yokohama cerca a Tokio.
Me acomodé
muy tranquila a saborear una taza de té con galleticas navideñas y de paso
saborear también el regalo. No me levanté hasta que terminé, me sentía en el
telar donde aprendí que la urdimbre es infinita y la trama es la medida que da
el ancho de la tela, así es este libro un telar donde los hilos van tejiendo
con prosa sencilla un tejido complicado de textura fina y llamativa. Las
descripciones son minuciosas y precisas,
cada detalle es estudiado, la ropa, los sentimientos, la cultura. Me gustan los
libros cortos que tejen y tejen y no permiten que te levantes, al terminar me quedé un buen rato mirando la pared,
quería seguir leyendo, creo que Mario
Bellatin nos jugó una inocentada y terminó esta obra ahí, justo donde el lector
quiere seguir saboreando. La urdimbre se cortó de plano dejando la trama corta
y una tela sólo para hacer una blusa, me faltó la falda.
Yo quiero leerlo. Me llama la atención ya que siempre he dicho que la vida es una colcha de retazos que se teje día a día. Muy bonito el articulo.
ResponderBorrarBesos
Misia Esther
Mareña: Me gustó mucho este comentario, Muy poético !
ResponderBorrarFelicitaciones,
Gloria
creo que el artículo tejió, tejió y tejió ganas de leerlo.....
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