Punto
de llegada en Ginebra: Restaurante El Sauce, nos espera un sancochito con plátano soasado,
gallina, ensalada, arroz, hojaldres, no quise desayunar para dar campo al almuercito;
todo perfecto para el encuentro, risas dentro del carro, chismes van, chismes vienen (en el buen sentido) no falta quien
pregunte ¿Hace cuánto te casaste?
¿Cuántos hijos tienes? ¿Por qué, por qué, por qué? Chismes frescos, deliciosos,
dudas resueltas y carcajadas agradables, carcajadas que fueron interrumpidas
por un sonido molesto.
__ Es
el tubo de escape.
__ Noooo
la bodega se abrió.
__ Es una lata que está rozando.
__ Es una lata que está rozando.
Ninguna
de las anteriores, una llanta trasera del carro de José David se hizo una herida
tenaz, pérdida total, pero lo más atractivo de este percance, fue el cambio de
la pobre : cinco personajes de Palabras Mayores se adueñaron del
momento y lo hermoso era ver cómo la cruceta pasaba de mano en mano, aflojando y
apretando las tuercas de la llanta herida. Como buenos expertos, hicieron su
tarea y seguimos rumbo al encuentro.
Un
grupo de personajes ilustres, integrantes de Palabras Mayores en Cali -Yolanda, José David,
Alberto, Carlos Alberto, Alvaro, Hugo, Jordy, Eduardo (maestrofritolay según Jordy) las Olgas, y estos pechos (asistí como invitada)- se hicieron presentes para celebrar
el día de la amistad, bueno no se tocó el tema pero sí quedó muy claro que
estos ilustres tienen un don: saben manejar la palabra. Un don, no, muchos dones: saben cambiar una llanta, saben escribir, saben reír, saben ser
excelentes anfitriones como José David, saben ser caballeros como don Hugo
quien me saluda: Buenos días, señorita…inmediatamente abrí mis ojotes ¿señorita
yo que ya casi cumplo 59 años y puedo ser hasta abuela? - Pero no importa – Don Hugo
¿Qué se toma? ¿Una cervecita, un aguardientico, un vino?
La tertulia
no se hizo esperar, poesía va poesía viene, anécdotas, autores, libros, conceptos, concursos,
se habló de gastronomía alemana, valluna, chilena, intercambio de ideas con Casa Lectura, nuevamente chistes, risas, pero todo esto me da pie para preguntar ¿Estos
integrantes tendrán una vejez adolorida, llena de calmantes, chocheras? O ¿tendrán una vejez dinámica donde el
entrenamiento de su cerebro reemplazará a los calmantes?
Al llegar a cierta edad la memoria cobra una dimensión muy especial. Evocamos con un poder más sensible, vemos la vida en una perspectiva más completa, reconocemos con más ecuanimidad el sentido del pasado y del presente. Muchos de quienes hemos llegado a tener el privilegio de la madurez, hemos encontrado los motivos y las razones para querer escribir sobre los acontecimientos que marcaron la vida, sobre los hechos inolvidables. Escribir ficciones, poesía, crónicas, tantas cosas que quisiéramos hacer perdurar (Palabras Mayores)
Hubiese sido una delicia estar en ese "sancochito".
ResponderBorrarAunque muchos le huyan y traten de ignorarla, la edad madura es lo mejor de la vida; es cuando podemos ser nosotros mismos con la simple excusa de que somos mayores y eso nos da la ventaja de: edad y dignidad. Así que disfrutemos y aprovechemos la situación.
Bien por la crónica en Palabras Mayores.
ResponderBorrarUna observación: es extraño terminar de leer la sancochesca y suculenta historia y luego encontrarse con el siguiente artículo titulado "Hambruna"...
Mi querido Marqués es una realidad que no podemos tapar con un dedo, unos podemos tomar sancocho otros no, pero esos que podemos, también podemos ayudar a que los otros puedan tomarlo, es más si viste bien las fotos ese día con la fundación tomamos sancochito con los niños y ¡estaba más bueno!
ResponderBorrarMi querida Mareña:
ResponderBorrarQuedas nombrada como cronista oficial de Palabras Mayores. Con la gracia y el gusto con el que cuentas, y con el cuidado con el que aliementas tu blog, hay suficientes méritos.
Es un inmenso gusto, para mi y para todos, que te hayas acercado al taller, al que ahora perteneces por mértos propios, independientemente de tu afiliación a la cooperativa.
Recibe un abrazo inmenso y mis reconocimientos.
Alberto