8 de septiembre de 2006

GRACIAS

UNA AYUDA CIBERNETICA
Lo pensé más de dos veces antes de preguntar sí podía escribir en la revista, pensaba que sólo la juventud participaba de esta alegría, me negaba a creer que yo podía hacerlo, la verdad me sentía menos que ellos…y quiénes son ellos? Un grupo de muchachos con mucho empuje que para mí eran inalcanzables, veía sus ires y venires desde la barrera, pero cuando los conocí noté que eran los muchachos más sensibles, talentosos y fuertes, luchando por una idea: la revista El clavo.
Sentada frente al computador empecé a mirar cada cosa que me llamaba la atención, parecía una niña con muñeca nueva, sentí una gran emoción ver la foto de gente que yo conocía (en especial la de mi hijo) fui entrando cada vez más y más y con gran temor, digo temor por que todavía a estas alturas el computador me da miedo pero lo supero y logro amarlo terriblemente, casi se está convirtiendo en mi amigo tinieblo. Pasaba de blog en blog sin atreverme a decir algo sobre todo porque no tenía la más remota idea cómo hacía para que mi nombre saliera en los comentarios, después de registrarme un centenar de veces logré guardar mi usuario y mi contraseña y empezó la faena: hacer comentarios gracias a mi prima que me motivó a hacerlo. De los comentarios pasé a participar en las convocatorias y ahora ya estoy haciendo mi blog poco a poco y todo gracias a unos muchachos quienes comenzaron a apoyarme, hicieron que yo creyera en mí y sobre todo despertaron el amor por la revista. Gracias muchachos, sigan adelante …

3 comentarios:

  1. Mareña. Me parece muy bacano que te le midas a escribir en los blogs y más para El Clavo. Gracia spor asistir al evento del jueves pasado, te ves muy bien en la foto con Tita.

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  2. Mareña y Tita, muchas gracias por participar en EL CLAVO. Me alegra mucho contar con sus comentarios, escritos e interés en nuestra publicación.

    Un abrazo

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  3. Fresca María Eugenia que aquí estamos aprendiendo todos. Qué chévere contar con tu punto de vista para complementar y enriquecer nuestro imaginario.

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